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Eterno GuardiánChumsOF
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HISTORIA Rongo

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Ficha Técnica de Rongo

  • Nombre completo: Rongo (antes, un gato doméstico; ahora, un Cerbero Felino vinculado al alma de Budry XT)

Apariencia en Forma Doméstica (Gato):

  • Tamaño: Pequeño

  • Pelaje: Gris cenizo con líneas negras en patrón felino

  • Ojos: Azul claro, brillantes, con un leve resplandor sobrenatural

  • Aura: Tranquila pero con un extraño magnetismo

  • Comportamiento: Silencioso, protector, siempre atento a Budry

  • Características especiales:

    • Se mueve con sigilo total

    • Detecta amenazas antes de que ocurran

    • Puede sanar rápidamente heridas menores

Apariencia en Forma Verdadera (Cerbero Felino):

  • Tamaño: Gigante, del tamaño de un carruaje

  • Cuerpos/Cabezas: Tres cabezas felinas de mirada imponente

  • Melena: Llamas azules eternas que arden sin consumir

  • Ojos: Azul fuego, reflejan el plano astral

  • Cola: Hecha de humo incandescente con garras en la punta

  • Voz: Grave, múltiple, resuena directamente en la mente

HISTORIA DE RONGO

"Los lazos que formamos trascienden el tiempo y la muerte."

El Comienzo: Un Compañero Inesperado

Rongo parecía un gato común. De pelaje gris con líneas negras, como si pinceles invisibles hubieran danzado sobre su cuerpo. Sus ojos, de un azul claro imposible, parecían contener el reflejo del cielo tras la tormenta. Nadie sospechaba que dentro de ese pequeño cuerpo habitaba algo mucho más grande, más antiguo… más oscuro y sagrado.

Pero esa verdad dormía.
Su historia con Budry comenzó mucho antes de que el mundo los necesitara.

Aquella tarde, Budry.XT tenía apenas diez años. El hogar que debía protegerlo se había convertido en una prisión de gritos. Las palabras cortaban más que cuchillas:

—¡Tú nunca entiendes nada! ¡Siempre estorbando!
—¡¿Por qué no puedes ser normal, Budry?! ¡¿Por qué no puedes simplemente callarte y obedecer?!

Corrió. Sin rumbo. Con el pecho apretado, la vista nublada y el corazón en carne viva. El bosque lo recibió sin preguntas, sin juicios. Solo con el susurro de las hojas y el canto lejano de los grillos.

Se adentró más y más, hasta que la rabia se convirtió en agotamiento. Cayó de rodillas bajo un árbol viejo, cubierto de musgo, con raíces como brazos que ofrecían consuelo.

—Ya no quiero estar aquí… —murmuró, dejando que las lágrimas se mezclaran con la tierra.

Se acurrucó contra el tronco y, sin darse cuenta, se quedó dormido.

Cuando despertó, el cielo ya era un lienzo violeta salpicado de estrellas. Sentía algo cálido y suave sobre su pecho. Confundido, entreabrió los ojos y lo vio.

Un pequeño gato lo observaba desde arriba. Su cuerpo delgado y su pelaje gris resaltaban en la penumbra. No maullaba. No se movía. Solo lo miraba, con esos ojos azules que brillaban como dos lunas atrapadas en un felino.

—¿U-uno… un gato? —susurró Budry, parpadeando incrédulo.

El animal inclinó la cabeza levemente, como si entendiera su confusión… o su dolor.

Budry se incorporó con cuidado. El gato no se apartó. En cambio, caminó hacia él y se frotó contra su brazo.

—No sé de dónde saliste, pero… —dijo, tragando saliva—. Estoy solo.
No esperaba respuesta, pero el gato ronroneó. Una vibración sutil, constante… segura.

Budry bajó la mirada, derrotado.

—Supongo que ahora tú también estás perdido.

Lo abrazó, fuerte. El gato no resistió.

—Te llamaré… Rongo.

Y en ese instante, como si el universo asentara en silencio, las copas de los árboles se inclinaron suavemente, y una brisa cálida acarició sus rostros.
Era como si algo importante acabara de comenzar.

Desde ese día, Budry y Rongo se volvieron inseparables.
El niño hablaba poco. El gato, aún menos.
Pero cuando uno respiraba, el otro entendía.

Cuando Budry lloraba, Rongo se acurrucaba a su lado.
Cuando el miedo lo atrapaba por las noches, Rongo se posaba en su pecho y ronroneaba hasta que los monstruos se callaban.

—Gracias por quedarte —susurraba Budry, muchas noches—. A veces siento que… sin ti, me apagaría.

Y Rongo, con sus ojos que veían más allá del mundo, solo lo miraba.

Como si ya supiera que algún día… moriría por él.

El Lazo Silencioso

Rongo nunca fue ruidoso ni exigente. Pero tenía una forma especial de estar presente. Si Budry tenía pesadillas, Rongo estaba ahí, ronroneando en su pecho. Si una tormenta se acercaba, Rongo lo sabía antes que nadie. Si alguien lo miraba con desprecio, Rongo simplemente se paraba entre ellos.

Y cuando Budry sentía que el mundo lo odiaba, Rongo se acurrucaba a su lado… y eso bastaba.

—No sé si me entiendes —le decía Budry muchas noches—, pero gracias por no irte.

El gato lo miraba, pestañeando lento. Como si dijera: Siempre estaré aquí.

La Tragedia: La Batalla de Chums

El cielo se desgarró. Un eclipse que no traía sombra, sino hambre. Moros, el dios del vacío eterno, descendía sobre la tierra con una legión de espectros oscuros. Todo lo que tocaba se marchitaba. El aire, la luz, el alma.

Frente a él, Chums, el guerrero de la llama interna, se mantenía firme. A su lado, su madre Alice, valiente aunque sin poderes. Y entre ellos, un pequeño gato… Rongo, mirando al abismo sin retroceder.

—Quédense detrás de mí —ordenó Chums, con su espada en llamas—. ¡No permitiré que los toque!

Moros sonrió con esa boca de oscuridad infinita.

—Familia… qué concepto débil —susurró, y lanzó una ráfaga de energía que desgarró la tierra como papel.

Chums lo bloqueó con un muro de fuego, rugiendo:

—¡NO TOCARÁS A LOS MÍOS!

Rongo saltaba entre los escombros, rasgando espectros con garras que parecían brillar con energía antigua. Alice sostenía una daga de cristal, cubriendo la retaguardia.

—¡Chums, atrás! —gritó Alice al ver una lanza oscura dirigida a su hijo.

Se lanzó sin pensarlo. El impacto la atravesó.

—¡¡MAMÁÁÁ!! —rugió Chums, y una llamarada gigante emergió de su cuerpo.

Rongo también fue alcanzado por la energía desatada. Su pequeño cuerpo quedó inmóvil junto al de Alice.

Chums, furioso, peleó hasta el último segundo, hasta que Moros lo aplastó con una ola de oscuridad sin forma.

Y entonces… el silencio.
Solo cenizas.
Solo muerte.

El Conjuro de la Lágrima

Horas después, Budry regresó del bosque. Sus ropas estaban cubiertas de barro, su mirada ausente, como si la vida misma se hubiera disuelto entre los árboles. Iba a disculparse. A reconciliarse. A decirles que los amaba.

Pero al salir del bosque… lo encontró todo en silencio.

Su aldea... ardía lentamente bajo los últimos suspiros de un fuego oscuro.
Las casas colapsadas.
El aire denso de cenizas y muerte.

—¿Qué… qué es esto…? —murmuró, con la voz quebrada.

Corrió desesperado, entre escombros, entre restos de lo que fue su hogar.
—¡MAMÁ! ¡CHUMS! ¡¿DÓNDE ESTÁN?! —gritaba con la garganta destrozada.

Y entonces… los vio.

Allí, entre los restos calcinados del jardín, yacían los cuerpos de Chums, Alice… y Rongo.

Su mundo se detuvo.

—No… no… ¡no! —balbuceó, con la voz quebrada. Sus piernas flaquearon, y cayó de rodillas.

Arrastrándose entre lágrimas, Budry tomó el cuerpo inerte de Rongo entre sus brazos. Aún tenía el pelaje tibio. Sus ojos estaban cerrados… como si simplemente durmiera.

—Por favor… no me hagas esto, Rongo… —susurró, temblando—. No tú también…

Sus dedos acariciaron la cabeza del gato, mientras las lágrimas le caían por el rostro.

—Siempre estuviste conmigo… desde niño… incluso cuando yo no entendía nada. Cuando el mundo me daba la espalda… tú no lo hiciste… —jadeaba, entre sollozos.

Lo estrechó contra su pecho.

—¡Despierta, por favor! ¡DESPIERTA! ¡TE NECESITO! —gritó con el alma desgarrada, su voz rompiéndose en un alarido lleno de dolor.

Y entonces ocurrió.

Una lágrima, pura y brillante, cayó desde el mentón de Budry.
Y tocó el pelaje gris y rayado de Rongo… justo sobre su corazón.

El aire se volvió denso.

Una ráfaga de viento recorrió la aldea silenciosa. Las cenizas flotaron, girando como si respondieran a una presencia olvidada. La tierra vibró suavemente… como si algo se agitara bajo ella.

La lágrima no se evaporó. No cayó al suelo. Se absorbió en el cuerpo de Rongo.

Y en algún lugar muy, muy lejano…
en lo más profundo del plano astral…

El Plano Astral: El Llamado de Thanatos 

En las profundidades del plano astral, donde el silencio es una tortura y la oscuridad tiene forma, una figura caminaba sin prisa. Su presencia era una fractura en la realidad misma. Thanatos, el demonio aprisionado en el alma de Budry, avanzaba con ojos encendidos por rabia contenida.

—Tch… Qué patético. —Escupió con asco, observando desde la distancia a Budry, roto, de rodillas, llorando sobre el cuerpo de su maldito "gato".
—Siempre tan débil… Siempre tan humano.

Se giró hacia el espíritu desvanecido de Rongo, flotando entre los pliegues del olvido, a medio camino entre la muerte y la nada. El alma del gato brillaba apenas, casi extinta.

—Y tú… ¿este es el lazo por el que desperdicia poder? Ridículo.

Thanatos alzó una mano, afilada como una guadaña hecha sombra, y la apoyó sobre el lomo espiritual del felino. Una descarga oscura lo atravesó.

—No lo hago por ti. Ni por él.
—Pero si esta aberración sentimental puede liberarme algún día… entonces que así sea.

Se inclinó, y con voz grave, cargada de furia y desprecio, declaró:

"Get up, Cerberus… your time has come."

En ese instante, la chispa volvió a prenderse.
El alma de Rongo vibró. Tembló. Luchó contra la muerte.
Y comenzó… el regreso.

El Renacimiento: El Cerbero Felino

En el mundo real, el cuerpo de Rongo comenzó a emitir un tenue resplandor azul. Un viento antinatural sopló, aunque no había brisa alguna. La tierra tembló ligeramente.

Durante siete horas, Budry permaneció allí, sin moverse, abrazando a su amigo. Sin saber que la magia más antigua, sellada en su propia sangre, estaba activando un conjuro sagrado: la Llama del Retorno, encendida por amor, pérdida… y un alma compartida.

Entonces ocurrió.

Una explosión de energía envolvió el cuerpo de Rongo. Su forma creció, se alargó, su pelaje ardió en una melena de fuego azul. Sus ojos brillaron con la luz del más allá, rugiendo al unísono.

Rongo había vuelto. No como un gato. Como un Cerbero gigante.

El Guardián del Dolor

Desde ese día, Rongo ya no fue solo un compañero. Fue un guerrero, un guardián entre planos. La sombra y la llama en una misma criatura.

Y cuando Budry se tambalea al borde del abismo, siente un maullido familiar. A su lado, una figura pequeña con ojos azules lo observa.

"Cuando todo esté perdido… yo seguiré aquí."

Habilidades:

Forma Base (Gato):

  • Sentido del peligro: Detecta amenazas inminentes antes de que ocurran.

  • Vínculo emocional: Puede percibir las emociones de Budry y reconfortarlo.

  • Sigilo absoluto: Se vuelve prácticamente invisible al moverse.

  • Regeneración menor: Sana heridas pequeñas con rapidez.

  • Empatía espiritual: Puede ver entidades espirituales ocultas.

Forma Verdadera (Cerbero):

  • Aliento espectral: Escupe llamas azules que dañan almas, disuelven oscuridad y queman espíritus.

  • Garras del Abismo: Cortes que rasgan tanto materia física como energía espiritual. Las heridas no sanan fácilmente.

  • Rugido del Inframundo: Un rugido que rompe la realidad momentáneamente, creando ondas de energía destructiva.

  • Fuerza titánica: Capaz de destruir estructuras con simples embestidas o zarpazos.

  • Resistencia sobrehumana: Puede soportar ataques masivos y seguir luchando sin tregua.

  • Dimensión Infernal: Abre brechas en el espacio para viajar entre planos o encerrar enemigos en un infierno de fuego azul.

  • Dimensión Espiritual: Cuando su energía se desgasta viaja al plano espiritual para recuperarse.

  • Inmortalidad Condicionada: Rongo no puede morir a menos que Budry muera. Si Budry vive, su alma se regenerará con el tiempo.

  • Fusión Felina – EL Furro : Budry se fusiona con Rongo. Huesos recubren su cuerpo como una armadura, su chaqueta se funde con la coraza. Su capucha brilla con el símbolo del linaje.​.. Budry: Mas agilidad, mas fuerza, mas resistencia y la cereza sobre el pastel...Comer Purina.

 

Origen del Poder

  • Desencadenante de Transformación: La lágrima de Budry, impregnada de un conjuro sagrado latente en sus emociones

  • Resurrección: Ocurre tras 7 horas de renacimiento guiado por Thanatos en el plano astral

  • Frase de invocación (Thanatos): “Get up, Cerberus. Your time has come.”

Relación con Budry XT

  • Antes de renacer: Su compañero más cercano y protector silencioso.

  • Después del renacimiento: Se convierte en su guardián eterno, reflejando los sentimientos profundos de Budry y luchando junto a él.

  • Comunicación mental: Puede hablar directamente en la mente de Budry desde su forma de Cerbero.

  • Debilidad: Si Budry pierde la fe en sí mismo, el vínculo se debilita.

Curiosidades y Detalles 

  • Cuando Rongo está cerca, la temperatura desciende levemente, y se escucha un eco tenue como un ronroneo profundo.

  • Su aliento espectral no afecta a los inocentes, pero es devastador contra entidades corrompidas.

  • Si Budry entra en estado crítico, Rongo puede asumir su forma verdadera automáticamente para protegerlo.

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